lunes, 22 de agosto de 2011

El escrbir

           Cuando emprendemos la gran tarea de escribir nos surge la duda acerca de qué tema podemos tratar. Si bien disponemos de una variedad infinita de contenidos a desarrollar, la incógnita se relaciona con la trama, el título, los argumentos, valoraciones y notas al pie, entre otras cuestiones  que componen el texto.
          Se presenta también el dilema de la originalidad, cuan originales resultamos ser al escribir sobre determinado tema: qué podemos decir que no se haya dicho, qué vocabulario utilizar, qué conceptos resaltar, cuál es la idea central, etc.                                                      
           Desde el momento que aprendemos a leer y a escribir, ya podemos considerarnos ¨aptos¨ para ser llamados ¨escritores¨. Claro está que el asunto será definir sobre qué vamos a escribir. Citando al querido Ernesto Sábato: ¨Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras, a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas¨.  Aquí podemos distinguir – según Sábato – dos clases de escritores: buen escritor y mal escritor. La correcta elección y uso de las palabras diferencian uno del otro. La simpleza del vocabulario facilita la comprensión y aviva el mensaje. Los requisitos para ser un buen escritor dependerán no sólo de lo que se quiere transmitir sino en la forma que lo presentemos al lector. 
          Según el diccionario de la Real Academia Española, escribir significa: ¨Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie¨. En los últimos tiempos, quizás el papel no sea el medio más frecuente debido a la aparición de las redes sociales, por ejemplo. No obstante, el concepto siempre es el mismo: representar las ideas, es decir, lo que pensamos. No importa cuál sea la vía que se utilice mientras no se pierda el buen hábito de la escritura.                                               
         Los beneficios de escribir son numerosos: favorece la creatividad, ayuda a fijar conceptos, organiza y jerarquiza nuestras ideas y hasta puede resultar una terapia para disminuir el estrés diario.                      
Cuando escribimos nos estamos comunicando y ello es una razón más que válida para no perder de vista esta práctica.
                                                                                                    

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