miércoles, 23 de noviembre de 2011

La Lectura y YO


En el momento que comenzamos a leer se establece una estrecha relación entre el “yo” lector y la lectura. Sin ella no es posible comprender la información contenida en los textos y asimilarla de un modo crítico.
De mi parte, debe existir un interés en el escrito. Las razones que me lleven a leer aquel libro pueden ser diversas. En algunos casos, el estímulo es externo (temas de estudio, investigaciones, trabajos, etc.) o interno (necesidades de conocimiento, oficio, pasatiempo, etc.).
La correspondencia entre la lectura y yo es un proceso que abarca distintas estrategias para su comprensión. Utilizo diferentes tácticas que faciliten mi entendimiento. Puedo tener preferencia por algún tipo textual (narraciones, descripciones, argumentaciones, entre otros) pero todas mis lecturas deben estar acompañadas por una actitud de interpretación y concentración, habilidad en apropiar lo leído.
La lectura provoca mi imaginación y ayuda el desarrollo del pensamiento abstracto. Asimismo, amplia el vocabulario y repertorio del habla. Se puede considerar como una herramienta de transmisión de conocimientos.
Leer activa mi mente, pues pone en funcionamiento pensar, prestar atención, hacer una selección y análisis del texto. Es un hábito que requiere de una práctica frecuente.
El concepto de lectura trae consigo los términos: aprendizaje y crecimiento.